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Buenos Regalos del Padre

Adaptado por Jacobo Santín de “Good Gifts from the Father” de Vincent Cheung

 

”Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?“ ‭‭(Mateo‬ ‭7‬:‭11‬)


SOMBRAS DE UN DIOS PAGANO

La oración es muy complicada en algunas fábulas paganas, así que vamos a usar un ejemplo moderno para ilustrarlo. Un hombre le pide dinero a su dios para pagar las deudas de su mamá, el dios responde matando a su mamá en un accidente espantoso. El hombre recibe el dinero del seguro de vida y con eso ya puede pagar los gastos médicos, el funeral, y todas las deudas, por supuesto.


La deidad concedió su petición, pero al mismo tiempo le quitó todo el sentido, porque para conseguir el dinero para ayudar a su mamá, perdió a su mamá también. El hombre pide algo bueno, algo inocente, pero la deidad lo toma como una oportunidad para burlarse de él.

Ah, pero este hombre es un teólogo, un experto, ya sabe con lo que está lidiando, así que le pide a dios que le dé dinero para pagar las deudas de su madre, pero que no la lastime de ninguna forma, ni a él, ni a nadie; poco después el hombre gana la lotería y paga sus deudas, todos salen ilesos. Pero como antes su mamá tenía varias trabajos para saldar sus deudas, deja de trabajar y empieza a tomar, y un día mientras va conduciendo ebria choca y muere.


Es por eso que los paganos le tienen miedo a “la voluntad de Dios,” porque te toca lidiar con una deidad caprichosa y egoísta, nunca sabes lo que va a hacer, y no importa si ha hecho promesas, porque es muy difícil saber si las estás interpretando correctamente, y a final de cuentas va a hacer lo que quiera. Pero si la ignoras, se puede enojar.


¿Debería orar? Si no, ¿Qué tragedia me va a mandar? Si pido lo que quiero, ¿Cómo va a torcer mi petición? ¿Va a empeorar mi vida? La oración se vuelve una apuesta muy peligrosa. Quizás sea mejor que no sepa que tú existes, y si de verdad quieres algo, que vayas y lo consigas tú mismo.


Los paganos se ahogan en este sentimiento de terror abrumador, aunque los devotos lo llaman reverencia. La relación que tienen con sus dioses es de suspicacia, no hay cómo hacerle, solo puedes intentar calmarlos, con pactos y tratos, sufrimiento y sacrificio; nunca sabes cuándo te van a bendecir sobremanera, y no sabes cuándo te lo van a quitar todo.


Claro, los dioses paganos son falsos, solo existen en la cabeza de la gente, o simplemente son demonios, lo que hace más fuerte nuestro argumento: que la visión de dios que tienen los paganos es muy parecida a la que defienden los cristianos. Si cambio las palabras “pagano” a “cristiano,” y si la ajusto para darle un giro positivo, se volvería sana doctrina cristiana. Y si la predicara, se escucharía a la gente murmurando “amén,” y los miembros de la iglesia aplaudirían mi humildad y conocimiento.

Ese dios pagano embruja la teología cristiana, aparece en todos lados -en nuestros sermones, en nuestras oraciones, y en nuestras conversaciones. Pero ese no es el Dios de la Biblia, ni es el Dios de los evangelios que Jesús le compartía a la gente. De hecho, los cristianos comúnmente enseñan lo contrario a lo que Jesús enseñó sobre Dios. Ahora Dios le tira serpientes a sus hijos, y Satanás es el que les da pan, y un montón de detalles maravillosos. Ahora es Dios el que enferma y empobrece a la gente, pero Satanás es el que los sana y prospera.


Acá hay una versión menos aburrida de la sana doctrina, y mucho más honesta: ahora tenemos que pedir serpientes. Si pides un pan o un pescado, eres materialista y crees un evangelio de prosperidad. Entonces pedimos serpientes, y quizás tampoco las recibimos, porque Dios hace lo que le viene en gana, sin importar qué promesas ha hecho, y sin importar lo que la persona pide en oración, Dios decide caso por caso. Si Dios le quiere dar un canguro radioactivo, ¿Qué crees? La persona va a recibir un canguro radioactivo, para que cuando se esté derritiendo por la radiación cante: “Todo obra para bien!”


Esta no es teología cristiana genuina, es paganismo masoquista. En algunas religiones tribales la gente hace cosas bizarras para deformar sus cuerpos, es parte de su adoración y cultura, los cristianos hacen lo mismo, pero en sus corazones. Su teología es grotesca, y sus espíritus están tan deformados como los cuerpos mutilados de los paganos. Se dicen cristianos pero son paganos de corazón, porque el dios pagano es el único que conocen.

Así que cuando Dios manda a alguien a predicarles que pueden tener pan, piden una piedra; cuando Dios manda a alguien a predicarles que pueden tener pescado, exigen una serpiente, para poder sufrir “por la gloria de Dios.” No es que vivan por fe en las promesas de Dios y aguantan o superan el sufrimiento que viene por persecución, ese es el tipo de sufrimiento que celebra la Biblia, pero no, ellos se jactan del sufrimiento que no tiene nada que ver con vivir por el evangelio, y se jactan del sufrimiento del que se supone que el evangelio nos ha salvado. Es una religión muy extraña, pero definitivamente no es la fe cristiana.


EL EVANGELIO DE JESUCRISTO

Jesucristo nos libera de las ataduras de las tradiciones falsas, de enseñanzas religiosas inventadas por hombres. El dios de esa gente es un soberano mentiroso y un traficante de esclavos. Las personas ya tiene vidas difíciles, pero en vez de enseñarles que Dios los va a ayudar, dicen que quizás Dios los haga sufrir más, aunque no tenga nada que ver con persecución por el evangelio. Los masoquistas religiosos se emocionan, pero la gente cuerda empieza a sospechar.


Jesús se opone a este tipo de gente y su religión, él dice “Vengan a mí, todos ustedes que están cansados y agobiados, y los haré descansar. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprenda de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.” (Mateo 11:28-30). Esto es lo que el evangelio debe hacer, pero gran parte del ministerio cristiano ha regresado a la escuela de los Fariseos. Pero Jesús no ha cambiado, su carga sigue siendo ligera, aún te va a dar descanso.


Jesús nos libera para creer buenas cosas sobre Dios. Nos dice que Dios es nuestro padre, es un padre que nos da buenas cosas cuando las pedimos, y las “buenas cosas” son exactamente lo que pedimos, no cosas que supuestamente son “mejores” para nosotros cuando en realidad son peores. Dios toma nuestras oraciones en serio. No anda jugando con nosotros y burlándose de nuestras vidas. Cuando oras con fe por dinero para pagar la universidad de tus hijos, no va a responder tirando una grúa sobre tus padres para que recibas la herencia.

La Biblia dice, “La bendición del Señor trae riquezas, y no añade tristeza con ellas.” (Proverbios 10:22). No hay que desconfiar de Dios o ganarle; cuando él responde, no lo hace con artimañas, no hace que las cosas empeoren para después aventarte Romanos 8:28 en la cara para que cierres la boca.


Ese texto está protegido de los trucos que usan los cristianos para descartar enseñanzas que nos prometen cosas buenas en esta vida. El significado de “buenas dádivas” debe ser consistente con el contexto inmediato, que es el Sermón del Monte, así que debe de incluir comida y vestido, y “todas estas cosas” que buscan los paganos. También debe ser consistente con lo que Jesús le da a la gente en los Evangelios, porque Jesús es una revelación de Dios, una representación perfecta del Padre. Esto es tan cierto que él dice que él y el Padre son uno, que el que hace las obras es el Padre en él, y que verlo a él es ver al Padre. No hay razón para pensar que el Padre se portaría diferente a Jesús.


Los Evangelios presentan a Jesús como un salvador absoluto, que salva a todo el hombre, no solo en el ámbito espiritual. Él perdona, enseña, sana, y hasta alimenta a la gente. Cuando alguien pide sabiduría, él da sabiduría. El significado de “buenas dádivas” es lo que la gente común considera bueno: perdón, sanidad, comida, ropa, y esas cosas. Podemos pedir esas cosas buenas, y esperar recibir esas cosas buenas.


Jesús da lo mismo que una persona pide. Cuando alguien pide sanidad, Jesús no le da cáncer y le dice que es mejor, le da sanidad; Dios Padre se porta de la misma forma. Muchos cristianos tienen la idea de que lo que sea que pidas en oración, Dios te dará lo que él quiera de todos modos, y lo debes de llamar “bueno” sin importar qué sea. Esto no encaja con el pasaje cuando se lee dentro del contexto de cómo Jesús se portaba en los Evangelios, y dentro del contexto de las promesas que se nos dan en la Biblia. Esta enseñanza (Mateo 7:7-11) es para animarnos a pedir cosas buenas, no meternos culpa para que digamos que todo “obra para bien” independientemente de lo catastrófico que sea.


La enseñanza tradicional sobre la oración finge promover la soberanía de Dios y la santificación del hombre, pero en realidad es un ataque sutil contra la paternidad de Dios. Convierte a Dios en alguien peor que los padres humanos, que son pecadores. Es una doctrina pretenciosa que es antievangélica, que pone una carga pesada en el pueblo de Dios.


Hay una doctrina que básicamente presenta las promesas de Dios en el sentido contrario de lo que dicen, como que un hombre nunca va a recibir lo que pide, o que va a recibir algo peor de lo que provocó su petición, pero debe de decir que es bueno de todas formas. Los cristianos que creen esto tienen una relación disfuncional con el Padre, y eso es poco.

La doctrina de Jesús es sencilla y accesible, no tenemos por qué maquillar su enseñanza con tonto lenguaje piadoso para justificar a Dios y a nosotros. Él dice que los padres humanos saben darle buenos regalos a sus hijos, cosas como pan y pescado, “Cuánto más vuestro Padre en el cielo dará buenas dádivas a los que se lo pidan?” El dar está conectado con el pedir. Los cristianos están acostumbrados a llamarle bueno a todo con la justificación de que les forma el carácter, pero este pasaje no lo permite, porque lo que Dios nos da corresponde con lo que pedimos.


Si pides sanidad, Dios no te va a enfermar más para “enseñarte algo.” Él te enseña con su Palabra, y si él te disciplina con una mala experiencia, es para que vuelvas a su Palabra, y su Palabra promete sanidad. Alguien podría decir, “Ay, pero no quiero desperdiciar mi cáncer,” ese idiota estaría perdiendo el tiempo de todos con esa estupidez religiosa. Si no quiere desperdiciar su cáncer, ¿por qué no recibe sanidad milagrosa, para que todos los que escuchen su testimonio se maravillen de la bondad de Dios? Si el cáncer lo acerca a Dios, ¿Por qué no cree en lo que Dios dice? ¿Por qué no aprende sobre sanidad milagrosa y la empieza a enseñar? Esa sería la mejor respuesta basada en lo que dice la Biblia, ¿pero a qué “dios” lo acerca el cáncer? Más bien está torciendo la Palabra de Dios para justificar su forma de afrontar la situación, ha desperdiciado su cáncer. Tú no desperdicies tu vida. Si la Palabra de Dios te enseña algo, solo créelo, y hazlo, no necesitas que un cáncer te obligue.

Si alguien pide protección, Dios no lo mete en un accidente automovilístico porque de alguna forma es “mejor” para él. Los cristianos que creen estas cosas quieren sonar inteligentes y muy astutos teológicamente, pero es pura necedad. En casos como estos, la versión en la que el choque nunca sucedió no existe, así que es pura especulación declarar que lo que pasó fue mejor que lo que la persona pidió. Solo porque algo “bueno” pasó después del choque no significa nada. Para comparar necesitaríamos que la persona viviera toda su vida de nuevo sin el accidente. Quizás después del accidente la persona se dedicó más al evangelismo, y llevó a 10 personas a Jesús, pero sin el choque quizás la persona se hubiera dedicado aún más al evangelismo por alguna otra razón, y pudiera haber llevado a 10 millones de personas a Cristo.


Así que no podemos concluir nada, es imposible comparar una posibilidad con un número infinito de alternativas que nunca pasaron. Más bien, debemos de consultar la Palabra para decidir qué es mejor. Si Dios manda santidad, la santidad es mejor. Si Dios nos enseña a tener fe para sanidad, entonces la sanidad es mejor. Si Dios promete protección, entonces la protección es mejor. No digas que el pecado es mejor solo porque lo cometiste, tampoco digas que una enfermedad es mejor solo porque la estás sufriendo, eso no es santidad ni fe, es un padecimiento espiritual, es una desorden psicológico.


Jesús no condenaba a la gente por querer cuerpos sanos y estómagos llenos, él afirmaba sus desos: “El Padre sabe que tienen necesidad de estas cosas” (Mateo 6:32) Pero reprendía a la gente por poner estas cosas en primer lugar, o por dejar que fueran una preocupación tan grande en sus mentes que no dejaran espacio para cosas más importantes. Jesús no enseñaba negación, pero quería que la gente tuviera fe y prioridades. Él no dijo, “Buscad solamente el reino de Dios, y olvídense de comida y vestido,” él dijo, “Buscad primeramente el reino de Dios, y todas estas cosas les serán añadidas.”

A un predicador le preguntaron en una entrevista si creía que los no-cristianos se irían al infierno. Este ministro estaba acostumbrado a enfocarse en lo positivo incluso en donde la Biblia declara juicio, así que dijo, “Depende de Dios.” Eso es inaceptable, porque aunque Dios es el que decide, él ya decidió, y nos ha revelado su juicio en su Palabra, que va a mandar a los no-cristianos al infierno. Este predicador respondió como si Dios nunca hubiera dicho nada sobre el tema, obviamente los cristianos estaban enojados por esto, y consideraban que ese hombre era un vendido. No lo felicitaron por sostener la soberanía de Dios ni nada por el estilo, lo tundieron como alguien que torció el evangelio en televisión nacional.


Pero estos cristianos hacen lo mismo en casi todas las áreas doctrinales y de la vida: ¿Dios va a sanar a esta persona? “Si Dios quiere,” responden. ¿Dios va a prosperar a esta persona, o darle lo que pidió? “Depende de Dios,” dicen. Dios ha hecho promesas sobre sanidad física, provisión material, y muchas otras cosas, pero estos cristianos se comportan como si Dios nunca hubiera dicho nada. Hablan como si no hubiera un pacto, como si no hubieran promesas. Oran como huérfanos espirituales.

Acusan a ese predicador, pero ellos hacen lo mismo. La diferencia es que ese predicador es conocido por animar a la gente a creer las cosas buenas que la Biblia le promete a los que tiene fe. Claro, está vendiéndose cuando aplica lo mismo cuando se trata de juicio contra los incrédulos. Por el otro lado, estos cristianos que lo condenan enseñan el juicio a los no-cristianos, pero se niegan a creer las cosas buenas que la misma Biblia promete, también son falsos maestros, solo que con preferencias distintas.


EL DON DEL ESPÍRITU SANTO

El pasaje paralelo en el Evangelio de Lucas aplica esta enseñanza para pedir el Espíritu Santo. Jesús dice, “Quién de ustedes, si su hijo les pide un pescado, le dan una serpiente? O si pide un huevo, le darán un escorpión? Si ustedes, siendo malos, saben como dar buenas dádivas a sus hijos, ¡cuánto más vuestro Padre en el cielo le dará el Espíritu Santo a los que le pidan! (Lucas 11:11-13)


Podemos decir que Jesús usaba las mismas ilustraciones varias veces en su ministerio itinerante, y les daba distintas aplicaciones. Las diferencias con el pasaje de Mateo sugieren que Jesús pudo haber dicho lo que citamos arriba en una ocasión diferente. Por ejemplo, el contraste del huevo y el escorpión no aparece en Mateo. Cuando reflexionamos teológicamente, vale la pena usar el mismo razonamiento para cualquier cosa que la Biblia nos dice que podemos pedirle al Padre. Si tu hijo pide sabiduría, ¿Le darás engaño? Si tu hijo te pide sanidad, ¿Le darías enfermedad? ¿Pues cómo es posible que pienses algo diferente sobre tu Padre Celestial?


Jesús aplica esto a pedir el Espíritu Santo. Pedir el Espíritu Santo es pedir el Espíritu Santo; no está hablando de conversión o santidad. Los cristianos que rechazan partes fundamentales del Evangelio forzarían el texto a referirse a eso, pero ojo, si digo que puedo convertirme en un creyente sin mencionar a Jesús sino solo pidiendo por el Espíritu Santo, esa misma gente saltaría a corregirme (Romanos 10:9). Y si yo evangelizara diciéndole a la gente que pida el Espíritu Santo en vez de confesar a Cristo, dirían que ni siquiera es evangelismo cristiano. Porque Jesús está hablando de pedir el Espíritu Santo, no algo diferente.


Lucas vincula consistentemente al Espíritu Santo con poder espiritual: poder para predicar, para sanar a los enfermos, para expulsar demonios, para palabras proféticas, para hablar en lenguas, para visiones y sueños, y todo tipo de milagros, señales y prodigios (ver Lucas 4:18, 24:29, Hechos 1:8,2:4, 17-18, entre muchos otros) El Espíritu Santo es una persona, él es Dios, cuando viene hay una infusión de poder y manifestación de milagros.


Pedir el Espíritu Santo no es lo mismo que pedir inspiración para predicar, no es lo mismo que pedir pericia teológica, no es lo mismo que pedir valentía sobrehumana, no es lo mismo que pedir sanidad, no es lo mismo que pedir profecía, o lenguas, o milagros, o señales y prodigios. Pedir el Espíritu Santo es pedir todas esas cosas, es tomarlas de un solo trago. Eso es lo que pedir el Espíritu Santo significa en la Biblia, especialmente en los textos de Lucas.

Los cristianos que rechazan estas partes del Evangelio siempre advierten sobre el engaño espiritual, “¡Aguas con las falsas señales y milagros!” Como el dicho Chino, “Corta los dedos para evitar los hongos,” y esto es como cortar la cabeza para curar el hipo, es la solución de lo fracasados, es súper tonto. La solución Bíblica contra los milagros falsos no solo es exponerlos con la verdad, sino también derrotarlos con una fuerza imparable.


Moisés le entregó la Palabra de Dios al pueblo en Egipto, pero también derrotó a los principales hechiceros de la nación en una confrontación milagrosa directa. Elías predicó la Palabra de Dios a Israel, pero también llamó fuego del cielo y humilló a los falsos profetas. Pablo declaró el Evangelio de Cristo al procónsul, pero también trajo juicio sobre el mago y lo dejó ciego. ¿Qué pasó? ¿Acaso eso no te lo enseñaron en tu clase de apologética del seminario? Para la Biblia esto es discipulado básico.


Aprendí a parar brujas a punta de fuerza espiritual en el nombre de Jesús mucho antes de aprender cómo torturarlas primero con argumentos fastidiosos. Ni siquiera pueden funcionar en mi presencia. Si hay engaños espirituales, y si hay falsas señales y milagros, ¿Por qué no los caza-herejes detienen esos poderes malvados en el nombre de Jesús? Una vidente tenía un espíritu inmundo, y siguió a Pablo por un rato, pero él le dijo al espíritu, “¡En el nombre de Jesús te ordeno que salgas de ella!(Hechos 16:18), y tan-tán. ¿Porque los de sana doctrina no hacen eso? Es porque son como los hijos de Esceva: puro bla-bla, nada de poder (Hechos 19:13-16). Su ministerio es solo un eco de la fe, no conocen nada sobre fenómenos espirituales.


La paternidad de Dios es la mejor protección espiritual. Si tu hijo pide un pescado, ¿Le darías una piedra? Si pide un huevo, ¿Le darás un escorpión? ¿Por qué piensas que tu Padre Celestial sí? Jesús nos enseña tres cosas: Primero, es bueno pedir el Espíritu Santo. En la Biblia, y sobre todo en Lucas, eso significa todo el rango de poderes espirituales, obtienes todo, Dios quiere que lo pidas, sucede cuando lo pides. Segundo, el Padre quiere darte el Espíritu Santo, está más dispuesto a darte el Espíritu de lo que tú estás dispuesto a darle cosas buenas a tus hijos. Tercero, cuando pides el Espíritu Santo, recibes al Espíritu Santo; no recibirás un espíritu inmundo, puedes tener esa certeza, porque Dios es un padre bueno.

La mejor forma de protegerte contra engaños espirituales y milagros falsos es desear ardientemente al Espíritu Santo, así como todos sus poderes espirituales, sus operaciones y manifestaciones. Claro, la Palabra de Dios nos protege de engaños, y en este caso, la Palabra nos ordena que pidamos el Espíritu Santo. ¿Cómo nos va a proteger la verdad, si no hacemos lo que dice? Los cesacionistas y otros escépticos piensan que evitan falsas doctrinas y milagros, pero son los más vulnerables porque rechazan lo que Dios les ordena hacer sobre ese tema. De hecho, desde hace mucho son secuaces del infierno, mero enfrente del ejército de Lucifer, para difundir su propio tipo de engaño.


ORTODOXIA EN UNA CABALLO DE TROYA

Los teólogos vienen con credenciales importantes que se otorgaron a sí mismos. Intentan sortear nuestras defensas con lenguaje muy piadoso, citando su pedigree ortodoxo, siglos de desarrollo teológico y eclesiástico, pero dentro de este sistema religioso tan refinado hay veneno mortal extraído directamente de la serpiente de Edén. Ese fraude que siseó primero, “Acaso dijo Dios?…”


Su teología infiltra ideas que bajan la confianza en Dios, e interpretaciones que destruyen la intimidad con el Padre. Mutila la fe de la gente hasta que se vuelve grotesca, deformada, y repugnante. Hace que la gente le tenga miedo a “la voluntad de Dios,” porque nunca saben que tragedia les va a traer, y deben decir que es algo “bueno” sin importar qué sea.

Si piden cosas buenas, cosas que incluso los niños humanos esperan de sus papás, o son gente horrible, o van a recibir algo terrible, y están obligados a decir que es mejor que lo que pidieron en primer lugar. Si piden sanidad, probablemente no la reciba, y es más probable que empeoren a que reciban sanidad milagrosa.

Este tipo de teología está en todo el mundo cristiano, pero Jesús dijo que si pensamos así, estamos diciendo que Dios es menos paternal que los padres humanos. La gente puede llamarle como quiera a esta teología, ligarla con los legados teológicos más respetados, pero sigue siendo paganismo.

A veces la gente piensa que los estamos malinterpretando, gritan “¡Hombre de paja!” Pero mira, si yo quisiera utilizar un hombre de paja con ellos, ni lo detectarían. Si uso un hombre de paja, sería fantástico haciéndolo. La verdad es que entiendo sus doctrinas más que ellos, y llamó la atención a lo que implican, y que a ellos les da mucha pena que se revele.

Se enojan conmigo porque muestro que las cosas que tanto adoran son ridículas y heréticas. Se quejan de un “muñeco de paja” porque lo que digo sobre ellos es preciso, y no pueden aceptar las cosas horribles que han creído durante tanto tiempo, y lo fácil que es exponerlos y refutarlos. Es un mecanismo de defensa, es un ultimo esfuerzo para convencerse a sí mismos, aunque ya no puedan engañar a otros.


Un calvinista dijo que malinterpreté el compatibilismo cuando lo refuté, hasta que le dije que usé lo que dijo su propio profesor del seminario para definir la doctrina; le volvía loco que su idea pudiera ser destruida en unos cuantos párrafos. La verdad es que casi siempre puedo refutar una falsedad en unas pocas palabras o frases, pero a veces acolchono mis explicaciones -las hago más largas- para disminuir el golpe y mostrar que le echo ganas.

Aun así se me acusa de malinterpretar a mis oponentes, es su forma de evadir las crítica precisas, y atrasar la corrección indefinidamente. Si respondo que me han pintado mal cuando se quejan de que yo los estoy pintando mal, nunca me tendré que retractar aunque sí lo haya hecho. Pero entonces no sería un siervo de Jesús. Solo estaría jugando juegos religiosos con ellos,

A veces la gente se da cuenta que tengo razón, y que el tema es tan simple y obvio que no se imaginan que su teología enseñe algo diferente, así que les da la impresión de que los he malinterpretado, aunque la doctrina que abrazan es justo como yo la describo. De hecho, quieren ajustar su testimonio pero conservar el puro nombre de su ideología. Imagina un cesacionista que se da cuenta de que estoy en lo correcto, y que se siente presionado a concordar conmigo en algunas doctrinas esenciales, pero como todavía quiere considerarse cesacionista, va a decir que lo estoy malinterpretando. Es absurdo, pero me ha pasado muchas veces, es lo que el espíritu religioso le hace a la gente. Les importa más su religión que adorar y conocer a Dios.


Acabo de dar una explicación correcta de lo que Jesús dijo, y he evaluado con mucha precisión a los que creen algo distinto, que lo que enseñan sobre Dios es la peor malinterpretación de todas. ¡Qué broma tan cruel se aplican los cristianos a sí mismos! Pero les gusta más que el evangelio que Jesús predicaba. Una razón por la que la gente odia tanto a Dios es gracias a estos “”cristianos“”, y después quieren arreglar las cosas con apologética y política. ¡Primero arregla tu evangelio! Ya después ve si alguien lo va a odiar, y ahora sí haz apologética. ¿Y por qué hablas tanto de política cuando ni siquiera sanas a los enfermos y expulsas demonios?¿O acaso quieres un Jesús diferente? Todavía esperas un mesías político (Mateo 11:2-6)

No me interesa que tú creas cosas malas sobre la gente, me interesa que creas cosas buenas sobre Dios. Olvídate de los demás, mira a Jesús, y ve al Padre. Por supuesto que no debemos de desear nuestro bienestar más que la gloria de Dios y el progreso del Evangelio, pero ese no es el problema, y traerlo a colación en este contexto significa que no has entendido nada. El problema es la falsa doctrina que presiona a la gente a honrar el sufrimiento como algo espiritual, y a identificar el dolor con la piedad, aunque no tenga nada que ver con ser perseguido por creer y predicar el evangelio.

Jesucristo nos libera de esta pesada carga. Nos enseña que, si creemos en él, podemos conocer a Dios como nuestro Padre. Nos enseña que es un acto santo acercarse a Dios con fe y hablarle de lo que deseas. No tengas miedo de que te va a castigar por pedir, o que te va a dar algo feo y te obligará a decir que es algo bueno. Él es tu Padre, salvador, sanador, proveedor, tu todo. Jesús dijo, “Pidan, y recibirán; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y les será abierta.” (Mateo 7:7) Ten fe en Dios.

 

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