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Carta a los Expansionistas

De Jacobo Santín, a todos los hermanos llamados a difundir y defender el mensaje de fe de Jesucristo en todos los países, denominaciones, e iglesias, y especialmente a quienes han sido perseguidos fuera de ellas.

 

El Panorama

Estamos creciendo, la publicación de esta página por sí sola significa la llegada de las enseñanzas expansionistas al mundo hispanohablante, como nunca lo habían hecho antes. Fui bautizado con el Espíritu a mediados del 2022, el mensaje de fe me alcanzó en diciembre del mismo año, y los escritos de Cheung a principios del 2023. Junto con ellos conocí también las obras y amistad de muchos hermanos que forman parte de este movimiento. Contendí durante años del otro lado de la guerra, la mayor parte de mi vida cristiana hasta ahora, así que soy un recién llegado, pero esta página que lanzo es testimonio de lo mucho que puede hacer Dios cuando su mensaje alcanza a una persona. Es una demostración de cómo una semilla diminuta puede convertirse en el árbol más grande. No es de sorprendernos, sabemos que así funciona el reino.


Veo que la presencia en redes de algunos sigue aumentando, y sus doctrinas empiezan a causar tanto fascinación como perplejidad a los miembros de las principales corrientes cristianas, que se preguntan cómo pueden convivir enseñanzas tan enfáticas sobre las manifestaciones del Espíritu Santo, de santidad, obediencia, prosperidad y sanidad, junto con las declaraciones más firmes de la soberanía de Dios que han escuchado. Hay decenas de religiosos estudiados, con títulos y posgrados, que ni con todo su intelecto han podido responder a nuestros argumentos, y cuya necedad hemos expuesto a la vista de todos. Han rechinado muchos dientes, ciertamente.


Pero esta carta no tiene la intención de celebrarnos, sino de advertir de cosas presentes y por venir que el Espíritu me ha comunicado en este momento tan importante, advertencias que los espirituales van a juzgar como justas, correctas, y necesarias, que sin duda harán eco de enseñanzas que hemos oído antes. Agradezco al Señor, quien nos ha dado el conocimiento suficiente para discernir los tiempos y prepararnos en respuesta.


Espejo

Hermanos, diariamente nos enfrentamos a personas que no tienen fe pero disfrutan filosofar, debatir, y sermonear sin parar sobre sus doctrinas favoritas, a veces lo hacen de forma agresiva y arrogante. Es evidente que el bando calvinista sigue generando los mayores culpables de esto, lanzando al mundo defensores a muerte de las doctrinas de la gracia, pero que no conocen lo que significa la predestinación, el decreto de Dios, ni su pacto, ni su gracia. No les importa, porque discutir sobre esos temas se ha vuelto su identidad, los hace sentir especiales. Quieren superioridad intelectual por el simple hecho de tener superioridad intelectual. Para ellos Dios puede existir o no, pero mientras puedan llamar la atención con su conocimiento bíblico, estarán satisfechos. Muchos son sectarios por el simple gusto de serlo, no por fidelidad al Evangelio, sino porque aislarse de los demás por pretensiones piadosas reivindica sus actitudes antisociales y los transforma de personas inadaptadas o perdedoras a iluminados religiosos inalcanzables. Dicen cosas teológicamente correctas pero sin impacto alguno en sus vidas.


Esto es algo que le echo en cara a los que están tan obsesionados con temas como el supralapsarianismo o el "alto calvinismo," porque luchan por difundir una ideología con un nombre rimbombante, citan libros viejos de teólogos anticuados, discriminan a los que no creen lo mismo que ellos punto por punto, pero a final de cuentas no les sirve de nada, no les cambia la vida, no los hace mejores o más felices, ni siquiera los hace más interesantes, no tienen victoria sobre nada. Son nerds, ratones de biblioteca, raritos encerrados en su mundito, y es que no encuentro otra manera de expresarlo. Son muy buenos para pelear y dividir en Internet, pero nada más, así que se especializan en teología, no por fe o amor a Dios, sino porque repitiendo palabras como "exégesis," "hermenéutica," y "ortodoxia" como loros se ganan la admiración de personas tan religiosas como ellos. Los más elocuentes podrán forjarse una carrera en alguna institución reformada, o como influencers y caza-herejes en su red social de preferencia, pero esa será su única recompensa.


Dios me ha advertido que podríamos terminar igual que ellos.


No es secreto que algunos de nosotros teníamos esas actitudes en el pasado, son las tradiciones de las que escapamos. No es raro que como religiosos hayamos sido muy celosos, aunque no conforme a conocimiento. Pero temo que -sin darnos cuenta- usemos el Expansionismo como un arma más para seguir los pleitos que tanto nos gustaban en el pasado, y para satisfacer esa tendencia conflictiva de nuestra personalidad con una retórica aún más potente. Temo que nuestra razón para formar parte de este movimiento sea huir del calvinismo -que ya está perdiendo su filo- para re-inventarnos en otra ideología disruptiva que nos permita llegar con un discurso más novedoso al mundo cristiano, tomarlo por sorpresa, ganar debates, despreciar a los hermanos con nuestras críticas mordaces, y complacernos en la superioridad de nuestro club cerrado otra vez.


Sabemos que es posible que alguien predique a Cristo por envidia y contienda (Filipenses 1:15-18) y que incluso los más grandes dones y actos espirituales se pueden realizar exitosamente pero sin amor (1 Corintios 13:1-3). El evangelio es proclamado y la montaña es arrastrada, pero no hay provecho alguno para el que lo hace. La verdad es la verdad, aunque te la cuente el mayor pecador de todos o el mismo Satanás, pero por más almas que salve una predicación hipócrita, el hipócrita será condenado al infierno. Por más almas que salve una predicación carente de amor, el predicador que no ama va a ser condenado al infierno, porque no conoce a Dios. (1 Juan 4:8) No queremos estar en una posición así.

Estamos muy conscientes de que alguien puede dedicarse a ser un experto de la Biblia (hasta puede convertirla en su fuente de ingresos) pero no creerla en absoluto. Hay una cantidad enorme de académicos e investigadores que son así. Un sacerdote católico estudia filosofía, teología, y recibe todo tipo de preparación pastoral antes de ser ordenado, pero a pesar de su manejo de las Escrituras no lo consideramos un ministro auténtico de la Palabra. De igual manera, muchos predicadores carismáticos saben repetir cuáles son las promesas de Dios sobre la unción, sanidad, y abundancia, pero son charlatanes. Los errores del padrecito y del académico liberal son evidentes, así como los del reformado, sus doctrinas lo demuestran por su contradicción a la Biblia; pero muchos predicadores carismáticos repiten perfectamente lo que Dios enseña sobre señales y milagros, sin obrar ninguno. ¿Cuál es la diferencia entre ellos y los que sí tienen resultados?


Fe.


Y no lo digo a la ligera. Nosotros afirmamos el adagio Cheungiano, "Lo que creas que Dios hará por ti es lo que Dios va a hacer por ti" y "Lo que creas que va a pasar es lo que va a pasar," que es otra forma de expresar la frase de Jesús, "Como creíste te sea hecho." Lo que creemos que va a pasar, sin dudar, es justo lo que va a pasar. Lo que creemos que Dios hará por nosotros, sin dudar, es exactamente lo que Dios hará por nosotros.


La mujer con el flujo de sangre creyó que tocando el manto de Jesús sería sanada, y justo así fue. Josué creyó que por su palabra el día se detendría, y así fue. Sansón creyó que el Señor iba a arrasar con los Filisteos por medio de él, y así sucedió, incluso en medio de una vida inmoral, una y otra vez. Elías creyó que su oración traería la lluvia de vuelta, y así fue. David creía que Dios le daría la victoria sobre el gigante, y venció.


Si el pentecostal o carismático cree lo que predica, va a ser una realidad en su vida. Si cree mucho, se notará mucho, si cree poco y solo está siguiendo la corriente, recibirá poco.


Y si nosotros creemos lo que predicamos, lo vamos a recibir. Si predicamos que Dios quiere darnos sanidad, prosperidad, milagros, y muchas cosas más, ¿Qué vamos a tener? Es obvio. ¿Y si no nos pasa, cuál es la explicación más sincera? Es obvio también.


Consistencia

Creo que una de las evidencias más claras de que un expansionista tiene un problema de incredulidad y su corazón está desconectado en cierta medida de lo que predica, es que no ve esas promesas manifestándose en su vida. ¡No debería ser controversial, es exactamente lo que enseñamos! Si no somos capaces de aceptar esta realidad, estamos siendo culpables de lo que acusamos a la cristiandad entera: de engañarse a sí mismos y acumular excusas y justificaciones.


"Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo?" (Romanos 3) Tú que reprendes la incredulidad en tus hermanos, ¿Te reprendes a ti mismo? Tú que criticas la falta de resultados ¿Criticas la propia? Tú que exiges fe al hermano que sufre, ¿Te exiges lo mismo en medio de la prueba? Porque hacer esas cosas es bueno, pero si no lo haces contigo, te estás excluyendo de un dolor momentáneo, pero también del Evangelio. Toma en cuenta que tus hermanos probablemente no tengan ni la mitad de conocimiento de la Palabra que tú, así que cuando te juzgues debes de ser el doble de enérgico de lo que eres con ellos, no más indulgente.


Por el otro lado, tú que le anuncias a tus hermanos que Dios los ha amado con amor eterno ¿Lo anuncias también a tu alma? Tú que enseñas que Dios quiere sanar, prosperar, y cuidar a tu hermano ¿Te lo enseñas a ti también? Tú que aplicas las promesas de Jesús y bendices a tus hermanos con ellas, ¿Crees que esas promesas te aplican igual? Tú que oras fervientemente por los anhelos de otros y crees firmemente que Dios se los va a conceder, ¿Crees que Dios te va a oír y responder en tu necesidad también? Todas estas cosas son buenas, pero si no las haces contigo, una vez más, te estás excluyendo del Evangelio. Recuerda de nuevo que aquellos hermanos probablemente no tengan el conocimiento y obediencia a la Palabra que tú tienes, así que debes ser el doble de confiado en tus oraciones.


Cheung lo menciona en uno de sus textos:

"Puedes ser totalmente correcto en tu doctrina, pero mientras sea solo la opinión de Dios y hables de ella solo con un desapego reverente, no vas a ser partícipe de sus promesas. Va a ser el Evangelio -para alguien más. Puedes parecer completamente acertado nomás repitiendo las promesas de Dios, pero mientras sea únicamente lo que Dios piensa y no lo que tú piensas, solo va a significar que Dios está bien, tú no. [Traducción propia]

Y hablando de milagros de sanidad en otro lugar:

 "Se requiere fe para tener éxito. Si fracasas constantemente, tienes un problema de incredulidad, entre otras cosas." [Traducción propia]

(Estoy citando a Vincent, pero aclararé lo que es evidente para nosotros: el Expansionismo es solo una etiqueta que usamos por conveniencia, Cheung es un hombre de Dios que respetamos y honramos porque enseña la Biblia correctamente, pero nuestra fe no depende de lo que él diga o haga, o crea. El hombre podría ser una inteligencia artificial desarrollada como un experimento del gobierno Chino que accidentalmente descubrió las verdades de la Biblia, pero eso no haría la diferencia. Hago referencia a lo que dice porque puede ilustrar bien lo que digo, así como hacer que se acuerden, hermanos, de cosas que ya han leído.)


Aunque ninguno de nosotros creyera lo que prédica, nuestra doctrina seguiría siendo verdadera, Dios sería veraz, aunque todos fuéramos mentirosos en nuestro interior (Romanos 3:4). ¿Pero acaso es lo que queremos, ser heraldos de las promesas pero no sus herederos? El Expansionista que disfruta escribir y escribir, debatir y debatir, y sumar argumento tras argumento en favor de su ideología, pero que no está recibiendo ninguna bendición espiritual, material, o física por medio de la fe, es un otaku más, un tonto útil para el movimiento, o peor, otro réprobo. ¿Acaso no es uno de nosotros el que en muchas ocasiones ha enseñado que tener respuestas a oraciones es incluso una prueba de ortodoxia y salvación? ¿Sería mucho hacerlo una prueba para cualquiera que desee ser escuchado entre nosotros?


El cristiano pesimista es totalmente congruente siendo un perdedor, el cesacionista es tal cual lo dicta su teología: un cristiano nacido en el momento equivocado. La depresión del hombre que se cree un gusano indigno es consistente con lo que piensa. Pero tú que le atribuyes las más grandes bendiciones a la fe no ves cambio alguno en tu vida a partir de que crees, ¿Cómo puede ser? Más bien no crees en verdad, es que no tienes fe. En el mejor de los casos la tienes solo para otros, eso lo comprendo, pero te urge hacer algo al respecto, porque si se tratara de la vida eterna no estarías tan tranquilo anunciándola a otros mientras dudas que te aplique.


Podrás justificarte, “No todas las bendiciones se reciben instantáneamente, estoy pasando pruebas. Estoy demostrando mi paciencia, por eso todavía no se han manifestado las promesas," yo te digo: quizás tengas razón, pero cuidado con usar la misma retórica de incredulidad que denunciamos, podrías estarte engañando. Quizás estas excusas tan convenientes son la razón por las que no has recibido todavía. El Espíritu ya llegó al mundo pero tu nueva fe solo ha tenido como resultado más espera ¿Así te recompensa Dios? ¿Es eso lo que predicas, que Dios en su soberanía no ha honrado su Palabra todavía? Ya tienes la justificación perfecta para que pasen años sin que experimentes su poder y que tú vida y la de un incrédulo sean la misma. Me parece que puedes ser un expansionista de labios, y un cesacionista de corazón. Un expansionista para otros, pero un incrédulo para ti mismo. Esta teología podrá vencer a ministros, seminaristas y maestros en debate, pero no ha conseguido refutar la dureza de tu corazón.


Es común que nuestros opositores más feroces -cuando se quedan sin argumentos Bíblicos- pongan en duda nuestra doctrina cuestionando qué tan prósperos, milagrosos, sanos, y exitosos somos personalmente, y hacemos bien en señalar que quieren basar sus creencias en la experiencia -la propia y ajena, en empiricismo, y no en las Escrituras. Claro que no recibirán señal alguna, solo el fruto de su incongruencia, hasta la perdición eterna. Pero debemos tener mucho cuidado de que la ceguera espiritual de esos fariseos no se convierta en un pretexto para nuestros defectos.


¿Puedes demostrar que la Palabra enseña prosperidad y sanidad en una prédica? Muy bien. ¿Puedes exponer cómo Dios ha prometido responder la oración de fe? Excelente. Pero la doctrina de fe no solo es buena homilética, sus frutos te deben entregar la sanidad, prosperidad, y las oraciones respondidas que anuncias, no solo que bajes del púlpito satisfecho un domingo más.


¿Puedes demostrar las falacias del otro con una argumentación brutal? Bien. ¿Puedes demostrar que son incoherentes y no afirman la Sola Scriptura en realidad? Excelente, ya les has dado algo en qué pensar. Pero la doctrina de fe no solo es buena apologética, no es solo la mejor posición que puedes defender en una discusión o la mejor ideología que predicar en un sermón, es más bien la verdad absoluta de la Biblia. Así que si determinas que la Biblia enseña que cada discípulo hará las obras de Jesús, y lo crees en realidad, por necesidad deben haber esas señales y milagros en tu vida, aunque no se los muestres nunca a los cesacionistas. Con todo, Jesús sí apelaba a sus obras para que sus oponentes creyeran, incluso si no confiaban directamente en él: “Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas" (Juan 14:11). Y aunque no pudo hacer mucho en Nazaret por la incredulidad del pueblo (Mateo 13:58), en ocasiones sí sanaba frente a los religiosos, como testimonio para ellos. "Jesús se les quedó mirando, enojado y entristecido por lo obstinados que eran, y dijo al hombre: —Extiende la mano. Así que la extendió y la mano quedó restablecida." (Marcos 3:5)


Vale la pena citar a Cheung una última vez:


"Lo que nos motiva es la compasión. Nosotros ya creemos en la verdad, y tenemos fe para recibir por nuestra cuenta, así que vamos a estar bien aunque nadie nos crea. Le enseñamos a la gente para su propio beneficio. No necesitamos que ellos crean para que nosotros recibamos. Si se niegan a creer, los únicos lastimados son ellos. Vindicarnos no es nuestra motivación." [Traducción Propia]

Actor y Político


En los concursos de debate se acostumbra sortear las posiciones que van a defender los participantes, ellos no escogen la idea más alineada a sus convicciones personales, sino la que dicta el pedazo de papel que sacan al azar de una urna. Un tema de discusión común es si la corrupción es cultural o no, por ejemplo, o si los partidos políticos deben ser mantenidos por sus propios militantes. El caso es que cada concursante tiene que asumir la posición que obtuvo aleatoriamente mientras dure el debate, por diferente o contraria que sea su ideología genuina. Recuerdo la vez que participé en un certamen así y tuve que representar al dictador de un país pobre sudamericano. Gané el primer lugar por una amplia ventaja, aunque no tenía la menor simpatía por la filosofía política o el discurso del gobierno autocrático que estaba interpretando, de hecho mis ideas eran diametralmente opuestas, pero supe desempeñar el papel que me asignaron a la perfección. Aproveché mi posición de villano para volverme el centro de atención, y tomé cada oportunidad que tenía para echarle en cara a mis oponentes las inconsistencias de sus propios gobiernos, pronuncié discursos poderosos, y siempre tuve una respuesta para cada objeción, pero en mi interior no creía nada de lo que decía, simplemente utilicé una posición controversial para ganar. Lo mismo hacen muchos políticos: sondean las angustias y esperanzas del electorado para adoptar las ideas que más votos les ganen de cara a la campaña, aunque personalmente no estén de acuerdo con ellas. Debemos examinarnos para estar seguros de que no estamos haciendo lo mismo con la Biblia. Usando las promesas para ganar adeptos y discusiones, pero sin que las abriguemos en nuestro corazón.


Este peligro será cada vez más grande conforme nuestro movimiento crezca, porque habrá quienes se sientan atraídos por la agresividad con la que defendemos las doctrinas, y exigirán que les compartamos nuestras armas, no por llamado del Señor o por tener una pasión sincera por la causa, sino por el deseo de pelear. Como entrar al ejército -no por patriotismo o vocación- sino porque tienes ganas de matar. Estos fanáticos no tendrán el amor que nos tenemos el uno al otro, porque carecerán del mismo Espíritu, el Espíritu que nos permite coincidir y conservar la paz a pesar de lo militantes que somos con las posiciones que sostenemos sobre prácticamente todo lo que dice la Biblia. Quizás suena exagerado vislumbrar un futuro donde los Sectarios de Arauto entren en conflicto con la Legión Olivariana en el Supremo Consejo Expansionista de América, mientras los Héroes de la Fe Jacobinos desaprueban a ambos y los Maximalistas Cheungianos denuncian como herejes a los tres, pero nuestras aspiraciones para este movimiento son enormes, en tamaño y en influencia, al punto de que es razonable prever tanto divisiones como infiltraciones si nos suceden hombres faltos de fe. La mayoría, sino es que todos los despertares y avivamientos han degenerado eventualmente en partidismo y una excesiva búsqueda de protagonismo, en personas diciendo "Yo soy de Pablo" o "Yo soy de Apolos" o jurando "El templo del Señor, el templo del señor," ignorando por qué el templo está ahí y quién habita en él, lo que me deja en claro que no he profetizado en vano.


Finalmente, quiero reafirmar que esta carta no pretende incluir cada observación que se puede hacer sobre el movimiento, sino únicamente la que el Señor me ha instado a compartir hasta ahora. Tampoco pretende darle voz a las críticas que podemos recibir del exterior, ya que nuestros opositores tienen vigas en los ojos y ni lo que creen ni sus ataques es congruente desde ninguna perspectiva. Si ellos interpretan este escrito como una reprensión (que no lo es), antes deben reprenderse a sí mismos tres veces, y juzgar sus credos, denominaciones, organizaciones, e iglesias, antes de atreverse a acusarnos, a los expansionistas, de cualquier error en nuestra doctrina.


La paz y gracia del Señor sea con ustedes, amén.


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