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Consejería para Ganadores: Primera Parte

Adaptado por Jacobo Santín de "Counsel for Winners" de Vincent Cheung


 

"Si te cansa competir contra simples hombres, ¿Cómo podrás correr contra caballos? Si tropiezas y caes en campo abierto, ¿Qué harás en los matorrales cerca del Jordán? (Jeremías 12:5)


Jeremías tenía una vida difícil, Dios lo llamó a proclamar un mensaje de castigo para el pueblo, y el pueblo lo odiaba por eso, hasta su propia familia conspiraba contra él. No disfrutaba proclamar ese mensaje y antagonizar a todos, pero ese era el mensaje que Dios le mandó que hablara, y que puso en el profeta por su Espíritu.


En una parte leemos, "Cuando hablo, me brotan las palabras, grito '¡Violencia y destrucción!' Así que estos mensajes del Señor me han convertido en objeto de burla. Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo!" (Jeremías 20:8-9) Los cristianos normalmente citan el verso 9 para expresar su deseo de predicar el evangelio, pero es insultante para Jeremías que ignoremos el contexto original. Su tarea era decirle al pueblo que Dios mandaría a los enemigos de Israel a masacrarlos y capturarlos, como castigo por su idolatría y desobediencia. La decisión ya estaba tomada y el juicio no se podía evitar, ya era muy tarde. Dios le dijo a Jeremías que, aunque Moisés y Samuel intercedieran por el pueblo, él no escucharía.


Jeremías no quería proclamar un mensaje tan duro, pero Dios quería que lo hiciera, y le provocó un impulso espiritual tan fuerte que, cuando el profeta quería dejar su ministerio, el fuego quemaba en su interior y era imposible resistirlo. Abría la boca otra vez y salía "¡Violencia y destrucción!" Como dijo Pablo, "Fíjate en que Dios es bondadoso pero también es severo," (Romanos 11:22). Este es el Dios que servimos. Cuando los pecadores lo ofenden demasiado, los mata y los manda al infierno, y es correcto que lo haga.

Santiago escribió que Elías era un hombre justo como nosotros, pero dijo eso para que imitáramos su ejemplo de oración de fe (Santiago 5:17), y no para que huyamos cuando Jezabel nos persiga. Si detienes la lluvia por tres años y medio, quizás puedas tener un poquito de auto-compasión... Bueno, ni así. De cualquier forma, si lo único que haces cuando alguien te persigue es huir, no te pareces a Elías.


Jeremías también era un hombre como nosotros, y estaba sintiendo la presión de la persecución, se desesperó y oró, "Señor, tú siempre me haces justicia cuando llevo un caso ante ti, así que déjame presentarte esta queja: ¿Por qué los malvados son tan prósperos? ¿Por qué son tan felices los malignos?" (Jeremías 12:1) Parece que hay un acuerdo en las enseñanzas cristianas (excepto por algunos pentecostales y carismáticos que siempre son criticados) que este tipo de oración quejumbrosa debe ser imitada. Se anima a los cristianos a desahogar sus frustraciones hacia Dios, hasta con un tono acusador y de rebeldía. Eso es consejería de perdedores espirituales para perdedores espirituales. Usan a los profetas y los Salmos para apoyar esa idea, pero no dicen cómo Dios responde ante esa actitud.

Por ejemplo, Asaf se sintió angustiado por la prosperidad de los malos en el Salmo 73, pero admitió que estaba mal, que su pie casi resbalaba, que era necio e ignorante, como un animal delante del Señor. En otras palabras, nunca debió haber pensado como pensó. Pero si ni siquiera Asaf tenía pretexto, ¿por qué piensas que tú sí? Sobre todo cuando ya conoces el Salmo 73 y mucho más. Debemos apelar a los profetas y a los Salmos para prohibir este tipo de actitud y oración. Si no puedes decirle algo reverente a Dios, cállate, y lee la respuesta que ya te ha dado en la Biblia. Después empieza tu oración con arrepentimiento por tu poca fe y emociones blasfemas.


Jeremías era un ganador espiritual, ese era su destino, y Dios no iba a dejarlo pensar como un fracasado, alguien como tú. Así que le dijo al profeta, "Si te cansa competir contra simples hombres, ¿Cómo podrás corrar contra caballos? Si tropiezas y caes en campo abierto, ¿Qué harás en los matorrales cerca del Jordán? En otras palabras, "Si ahorita no aguantas y estás tropezando, ¿Qué vas a hacer cuando las cosas empeoren?" Eso es consejería para ganadores espirituales, para gente destinada a ser aún más grandes en el servicio a Dios.


La mayoría de tus problemas no se comparan con las amenazas a las que se enfrentaba Jeremías, y el nivel de fe y paciencia que él mostró es casi impensable para los cristianos de la actualidad. Vamos a bajarlo a su nivel, osea, "Si ahorita estás paralizado de dolor porque se murió tu mascota, ¿Cómo vas a animar a alguien que perdió a sus hijos en un accidente? ¿Cómo vas a enfrentarte a los ateos y herejes?" ¿Me explico?


La consejería de Dios es firme cuando se compara a los estándares delicaditos y afeminados del cristianismo moderno. Dios nos reta a renunciar a nuestra auto-compasión e incredulidad presentándonos aún más dificultades. Él no va a bajar su estándar de excelencia. Esto va contra la mentalidad perdedora de la psicología no-cristiana que ha envenenado las enseñanzas de los predicadores y consejeros cristianos. Nuestro Señor no dice, "Yo sé, yo sé, sácalo todo..." sino que dice "¿Hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? ¿Dónde está tu fe? (Checa Mateo 17:17, Lucas 8:25) Él quiere que sus discípulos sean ganadores espirituales. Irónicamente, hoy en día el método de Jesús sería tachado de anticristiano, sin amor ni refinamiento.

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