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El Dador y sus Regalos

Adaptado por Jacobo Santín de "The Giver and His Gifts" de Vincent Cheung

 

Ustedes han oído decir, "Busca al dador, no a sus regalos." Yo nunca he sido capaz de decir esto, y me pregunto dónde están todos esos semidioses que se las arreglan sin los regalos de Dios, y que piensan que pueden repetir esa frase. Este slogan popular implica que debemos desear a Dios por él mismo, ni solo ni principalmente por lo que puede hacer por nosotros. Esta es una lección valiosa, porque Dios sí es un fin en sí mismo. No es una herramienta que usamos, o un escalón para que alcancemos algo más grande, porque no hay nada más grande. Pero este slogan no expresa eso, y se pasa hasta decir algo peligroso y sacrílego.


Si no nos tomamos las palabras seriamente, las frases perderían su significado. Pero si nos tomamos las palabras en serio, el "no" del eslogan debe significar algo y no significar otras cosas. No dice, "Busca al dador y sus regalos," o "Busca al dador más que sus regalos," o algo más elaborado como "Busca al dador, y que tu relación con él sea el contexto en el que deseas sus regalos, por tu propio bien y el del reino" (esta última sería mi posición). Pero el eslogan dice "Busca al dador, no los regalos." A veces la gente se da cuenta de que no es correcto y usa las otras versiones, pero ahora nuestro interés está en esta, donde un "no" se aplica a los regalos.


Hay dos observaciones que destapan los problemas. En primer lugar, dadas las alternativas, usar "No" en esta frase sugiere un rechazo a los regalos de Dios, o indiferencia hacia ellos. Si hay algún deseo por ellos, el término correcto debería ser "Más que" en vez de "No". En segundo lugar, aunque los cristianos de distintas tradiciones puedan referirse a cosas diferentes cuando usan la palabra "regalos," las cosas que necesitamos para destacar en la vida y en el ministerio no son los únicos regalos que hay, sino que las cosas que necesitamos para sobrevivir son regalos también, hasta el aire y la lluvia son dones de Dios, sobre todo para los cristianos, que se supone deben de tener la idea de que todas las cosas buenas vienen de Dios, y que deberían sentirse animados en la fe hasta por cosas naturalmente buenas como la comida o el agua, mientras que a los perdidos los endurece.


Dicho esto, hay por lo menos cuatro problemas con el slogan.


Para empezar, es odioso. Imagínate sostener un regalo delante de tu hijo y que te diga, "¡Te quiero a ti, no tu regalo!" Pensarías "Sí, y yo estoy aquí, dándote el regalo. ¡Tómalo, mocoso!"


En segundo lugar, refleja una actitud orgullosa y altiva. Cuando sales con un amigo tú pagas tu comida y él la suya. Quieres su compañía, no una comida gratis. ¿pero crees que puedes pagar tu cuenta con Dios? La frase habla como si pudiéramos tener comunión con él en igualdad de condiciones. De nuevo, admito que probablemente esa no es la intención del slogan, pero la palabra "No" hace que esto sea difícil de evitar.


En tercer lugar, demuestra una falta de amor por Dios o una perspectiva falsa de sus regalos.


Cuando mi esposa y yo nos conocimos y decidimos casarnos, estábamos en preparatorias de países diferentes. (No fue hasta que nos graduamos de la universidad, en lugares distintos, que nos casamos.) En ese tiempo el correo electrónico no era tan popular y las llamadas telefónicas eran demasiado caras. Así que nos escribíamos cartas. A veces tardaban hasta diez días en viajar de un lugar a otro. Era agonía pura. Yo esperaba cada carta con el corazón ardiendo y la abría con las manos temblorosas. Después la doblaba cuidadosamente y escribía una respuesta. ¡Ay, cuánto anhelaba la siguiente carta! Al día de hoy tenemos las cartas que nos mandábamos, junto con los sobres originales. Empezamos a usar el correo electrónico en la universidad, y siempre guardo, hasta la actualidad, todos los que ella me mandaba, sin importar qué tan trivial fuera.


¿Por qué crees que hago eso? ¿Crees que lo hago porque estoy enamorado de unas cartas y unos correos? Si eso piensas, me doy cuenta que no sabes nada de amor. ¡No, yo me comporto así porque estoy loco por ella! Estoy enamorado de ella. Y valoro las cosas que ella me da porque vienen de ella. No valoro más las cartas que a ella. Si hubiera un incendio, no rescataría las cartas y la dejaría a ella. Eso sería absurdo. Sin duda la rescataría y dejaría que se quemaran las cartas. Hay una prioridad, más no una dicotomía.


Si el amor entre un hombre y una mujer es un reflejo del amor entre Cristo y la iglesia, si Dios es mi padre y Cristo mi primer amor, y si el Espíritu Santo es el origen y la causa hasta del amor que le tengo a mi esposa, ¡Cuánto más añoro recibir de él! Así como sería antinatural imponer una dicotomía entre mi esposa y sus regalos, no sería natural imponer una entre Dios y todas las demas cosas en la vida, así sean comida y bebida, amigos, salud, o el poder del Espíritu para ministrar. La razón por la que "no" puedes desear comida y bebida es porque no vez a Dios en tu acceso a la comida y bebida. La razón por la que "no" puedes desear los dones espirituales aunque sientes una carga por el ministerio es porque piensas que son opcionales. Piensas que eres fuerte y rico. No estás desesperado.


Yo era un pordiosero, y Dios me hizo un príncipe en Cristo. Pero mi status depende de mi asociación continua con él; osea, por mí mismo siempre voy a ser un pordiosero. Como él dijo, "Permanezcan en mi y yo permaneceré en ustedes. Ninguna rama puede dar fruto si está sola, sino que debe permanecer unida a la vid. Igual sucede con ustedes, no pueden dar fruto si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes las ramas. El que permanece en mí, y yo en él, producirá mucho fruto, pues separados de mí, ustedes no pueden hacer nada. Pero el que no permanece en mí, será desechado como una rama inútil que se seca. Después se recogerán las ramas secas, se echarán al fuego y se quemarán. Si ustedes permanecen en mí y son fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará." (Juan 15:4-7). No dijo, "Permanezcan en mi y no pedirán nada," sino "Permanezcan en mí y pedirán lo que quieran."


En cuarto lugar, y esto deriva de lo de arriba, el slogan tan popular provoca una culpa antibíblica, limitantes innecesarias, y una introspección desordenada en la vida espiritual del cristiano, incapacitando su fe para oración y poder en el ministerio. Lo persuado a sospechar de sus propias intenciones basado en un principio contrario a las escrituras. Ata su conciencia con una mentira.


Alabado sea Dios, su palabra nos libera para desearlo a él y a sus regalos, y ser agradecidos por ellos. Yo deseo a Dios y todos sus dones. Quiero todo, y más de todo. Y mientras más lo amo y lo conozco, más veo mi necesidad de sus regalos, y aumenta mi deseo por ellos. Pero cuando sucede de esta manera, el deseo se desarrolla en el contexto de mi comunión con él. No hay "No," no hay dicotomía.


Así que me niego a dejar que la gente me haga rechazar lo que Dios tanto me quiere dar y que yo añoro tanto recibir. Jesús dijo, "Buscad primero el reino, y todas estas cosas les serán añadidas." Ahí él estaba hablando contra la preocupación, que es contraria a Dios y contraria a la fe, y la prioridad correcta debe establecerse. Pero cuando le enseñó a sus discípulos a orar -osea, en el contexto de la fe y la comunión con Dios- les dijo que pidieran su pan de cada día.


Necesitamos los regalos de Dios para vivir en este mundo, y sobre todo para tener éxito en la obra del Evangelio. Si solo nos importan los regalos, no somos cristianos, y sería raro siquiera percibirlos como "regalos." Pero si tenemos comunión con Dios, también debemos tener la percepción correcta de sus dones, y desearlos con toda fe y disposición, sin piedad falsa, sin culpa ni vergüenza. El Señor nos dijo que pidiéramos, y que recibiéramos, para que nuestro gozo se cumpliera.

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