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Fe para ser sanado

Adaptado por Jacobo Santín de “Faith to be Healed” de Vincent Cheung

 

Mientras estaban en Listra, Pablo y Bernabé se toparon con un hombre lisiado de los pies. Como había nacido así, jamás había caminado. Estaba sentado, escuchando mientras Pablo predicaba. Pablo lo miró fijamente y se dio cuenta de que el hombre tenía fe para ser sanado. Así que Pablo lo llamó con voz alta: «¡Levántate!». Y el hombre se puso de pie de un salto y comenzó a caminar.(Hechos 14:8-10)


Muchos predicadores y teólogos insisten en que está mal decir que si una persona tiene fe para ser sanada, va a ser sanada. Es como decir que si tengo fe para mover una montaña, puede ser que la montaña no se mueva. En otras palabras, estos predicadores y teólogos insisten en que Jesús nos mintió, porque fue Jesús el que nos dijo que si una persona tiene fe, puede ordenarle a un sicómoro que se desarraigue y ordenarle a una montaña que se eche al mar, y va a pasar.


La mejor explicación es que la persona tiene fe en Dios para ser salva, pero no tiene fe en Dios para ser sanada. No tiene fe para sanidad, aunque se haya engañado a sí misma pensando que sí la tiene. Como la fe es un regalo soberano de Dios, y como Jesús dijo que la fe puede mover una montaña, el que alguien tenga fe para ser sanado significa necesariamente que recibirá sanidad.


Nadie puede objetar que esto niega la soberanía de Dios, porque ya hemos aclarado que la fe es un regalo soberano de él. Por otro lado, los que dicen que puedes tener mucha fe para ser sanado pero no recibir salud de todos modos han convertido la fe en un tema de la voluntad del hombre y han negado la soberanía de Dios. El hecho de que no han podido resolver este asunto, aunque solo se necesita una inferencia muy sencilla de las Escrituras para entenderlo, significa que el orgullo por sus propios intelectos es monumental.


Jesús relacionaba la sanidad con la fe de la gente. Le decía a la gente que recibía sanidad, “Tu fe te ha sanado,” y “Te sea hecho conforme a tu fe,” una y otra vez. Cuando no hacía muchos milagros, ¿Cuál era la explicación? “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.” (Mateo 13:58). Y cuando sus discípulos no pudieron hacer milagros, ¿Cuál fue la explicación? “Porque tienen muy poca fe.” (Mateo 17:20)


Ya hemos encontrado la razón para oponerse tanto a relacionar la fe con la sanidad, es una conspiración contra la Biblia para ocultar y excusar la incredulidad. Como en la época de Jesús, los religiosos usan su preparación para inventarse explicaciones larguísimas para su falta de fe en la gracia y poder de Dios, y para justificar su persecución contra los que sí tienen esa fe. Pero sus fórmulas y teorías tan complejas no pueden contra las Escrituras. Son expuestos y humillados por cualquiera que crea en el poder de Jesús y se atreva a proclamarlo. El poder de Dios nunca ha cesado, pero la fe en el poder de Dios sí ha cesado.


Quizás has estado bajo una teología de incredulidad por tanto tiempo que te has convertido en un inválido espiritual. Los predicadores y teólogos te han roto las piernas y partido la espalda. Te pusieron en una silla de ruedas y te juran que tienes mucha fe. Vas a estar bien mientras no te pases de la raya o hagas algo que los moleste. Pero cuando lees la Biblia por tu cuenta, es inevitable que te cuestiones si de verdad el poder ya pasó. La esperanza empieza a crecer en tu interior, es la voz del Espíritu de Dios, despertando tu fe a la verdad sobre Jesús. Pero la oscuridad sofocante de los predicadores y teólogos regresa corriendo, así que apagas al Espíritu y te sometes a las doctrinas y tradiciones de hombres. Aunque ellos tienen más posgrados que calzones, si esta gente no te anima a tener más y más fe -no solo fe para aguantar y sufrir, sino fe que obra milagros y mueve montañas- los calzones son más útiles, porque estos charlatanes te están engañando.


Esta es tu vida, esta es tu fe, no dejes que nadie te desvíe de las bendiciones de Jesucristo, para después utilizarte para enmascarar su propia incredulidad y rebeldía. Ellos le rendirán cuentas a Dios, ¿Pero por qué dejas que te arrastren junto con ellos? ¿Porque tienes que sufrir tú si ellos no pueden creer que Jesús sigue haciendo milagros hoy y que las manifestaciones del Espíritu continúan con enorme poder? Escucha las palabras de fe y poder directo del Jesús de los Evangelios.

Aunque no tengas fe para sanidad o para cualquiera de las cosas que los teólogos te dicen que no puedes tener, empieza cambiando tu perspectiva sobre Jesús, pasa de la que te enseña la incredulidad a la que te presenta la Biblia. Abre tu mente a las posibilidades de la gracia y poder de Dios. Revive la fe. No dejes que la incredulidad te oprima. Si no puedes pararte con las piernas, levántate en tu espíritu. ¡Cree! ¡Ten fe! ¡Y levántate! Ese hombre nunca había caminado, pero caminó cuando tuvo fe en Jesucristo. Cuando tienes fe en Dios él te va a dar el poder para superar tus limitantes y hacer lo que nunca habías hecho antes. Así la incredulidad y tradiciones de hombres se esfumarán.

 
Serie Certeza

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