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La Ley de la Gratuidad

Por Gabriel Arauto, a través de Notas Do Alto, adaptado por Jacobo Santín

 

Jesús fue un hombre poderoso en palabra y en obras. A los doce años él ya tenía conocimiento suficiente para impresionar a los maestros de la Biblia de su época. Como hombre, él era capaz de sanar multitudes por medio de milagros. Con tales poderes, Jesús habría hecho una fortuna si comercializaba su ministerio. Con todo, él fue un ministro de gracia, no un mercader. Él sanó y educó a millares gratuitamente.


Una de las misiones de Jesús era expandir su propia influencia formando un equipo para operar en el ministerio de sanidad y enseñanza. Él reunió a doce hombres y les dio el entrenamiento y mentoría necesarios para volverlos aptos para la obra. Ese servicio de formación de líderes también fue completamente gratis. Jesús envió a sus mentorados exigiéndoles que distribuyeran de gracia tanto la sanidad como el conocimiento que ellos habían recibido de gracia. Hasta la resurrección de los muertos debía ser un servicio gratuito. Todos los ministros del Evangelio predicaban y sanaban gratuitamente. Algunos llegaban al punto de recaudar donaciones, pero nunca vendieron nada. Ellos preferían vivir de su propio sudor y pasar dificultades y hambre antes que convertirse en comerciantes de las cosas de Dios.


Pedro llama a los ministros dispensadores de la multiforme gracia de Dios. El ministerio Cristiano es un servicio de transmisión de gracia divina. No tiene sentido pagar por ese servicio, porque si la gracia pudiera ser comprada, no sería gracia. Ponerle precio a la gracia de Dios es un insulto, porque significa ponerle precio a lo que es invaluable.


Cuando Simón intentó comprar la habilidad de bautizar con el Espíritu Santo, Pedro le respondió, “Perezcan tú y tu dinero.” Él interpretó la oferta como una evidencia contundente de que Simón tenía un corazón maligno y era preso del pecado. De la misma manera, la mera sugerencia de que deberíamos comercias con las cosas de Dios nos debería de molestar e irritar. Deberíamos percibir el deseo de transformar la gracia de Dios en un producto como señal de iniquidad y falta de conversión. Un ministerio cristiano realmente bíblico siempre es 100% gratuito.


BASE BÍBLICA: Lucas 2:46-47. Lucas 24:19. Mateo 8:16-17. Mateo 10. 1 pedro 4:10-11. hechos 8:18-23. 2 Corintios 12:13-15.

 
Serie De Gracia

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