Por Gabriel Arauto a través de Notas Do Alto, adaptado por Jacobo Santín
Jesucristo le dio una formación completa y sobrenatural a sus discípulos de forma gratuita Los líderes actuales cobran bastante por una formación muy inferior. Si esa formación es vendida porque tiene conocimiento extra-bíblico, entonces el cliente paga por algo innecesario, porque la Biblia es suficiente para hacer al hombre de Dios perfecto para toda buena obra. Y en caso de que la capacitación transmita solamente cosas bíblicas, está prohibido venderla, porque ya estaríamos hablando del ministerio de la Palabra, que debe ser gratuito.
Mi pregunta para los mercaderes es ¿Si Jesús no cobraba, quién eres tú para cobrar? ¿Quien te crees que eres? Por haber hecho un producto de la Palabra de Dios no mereces siquiera llamarte cristiano. ¿Como te atreves a asumir la posición de un maestro?
En la mayoría de casos la formación vale para dos cosas, le dan al comprador una interpretación burda de la Palabra de Dios mezclada con tradiciones humanas y sabiduría mundana, que nomás sirve para crear nuevos mercenarios.
Por el otro lado, Jesús formaba líderes que servían en el ministerio por amor a Dios, no al dinero. Por pasión por la causa, no por el lucro. Él dejó claro que sus discípulos debían predicar el Evangelio de gracia. Ese Evangelio no era un mensaje limitado o solo introductorio, sino todo el consejo de Dios. No debemos entregar un 30% del conocimiento de Dios de gracia y cobrar por el 70% restante. Así como la justificación por fe debe ser enseñada de gracia, el curso de apologética también debe ser entregado de gracia. El ministerio de la Palabra debe ser gratuito de inicio a fin y en todas sus variantes.
La evangelización, la enseñanza, el entrenamiento, la mentoría, los cursos, los libros, las conferencias, los simposios -el ministerio de la Palabra en toda su extensión- toda enseñanza de la Palabra de Dios debe ser gratuita.
Eso no significa que todo el contenido religioso deba ser distribuido gratuitamente. Un curso de historia de la iglesia, por ejemplo, es contenido que no consta de la Biblia y por eso podría ser vendido, ya que no tiene relación con el ministerio de la Palabra. Un pastor podría escribir obras de ficción de carácter religiosos que al mismo tiempo entretengan y edifiquen, y venderlas tan caro como quiera.
La ley de la gratuidad no prohíbe que el ministro del Evangelio haga dinero, pero no puede hacer dinero con las cosas de Dios. Considerando que la mayoría de Cristianos prefieren pagar Netflix a patrocinar el ministerio de la Palabra, es aconsejable que el ministro se sostenga por sus propios medios, por más vergonzoso que eso sea para los creyentes.
BASE BÍBLICA: Juan 17:6-8, Mateo 10:8, Mateo 28:18-20, Romanos 1:1, Hechos 20:25-27.
Recuerden leer cuidadosamente cada pasaje que se utiliza como base para la publicación. No las echo aquí porque sí, sino que las selecciono cuidadosamente para, puestas una junto a otra, digan a su manera exactamente lo que yo estoy diciendo aquí con mis propias palabras.