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Pecado Habitual

Adaptado por Jacobo Santín de "Habitual Sin" de Vincent Cheung


 

Es bueno que en vez de justificarte admitas tu pecado y te lo tomes en serio. No te olvides de eso aunque el pecado siga, nunca empieces a poner excusas o pensar que no es pecado.


Es correcto que la fe verdadera en Jesucristo nos lleva a la santidad, pero un pecado necio -o dos, o tres- pueden distraernos de otras áreas de nuestras vidas. Cuando miras toda tu vida ¿Tú impulso básico es la santidad? ¿Hay un crecimiento general en cuanto a conocimiento, reverencia, pureza, y buenas obras? Si es así, entonces es consistente con fe genuina en Cristo. En vez de dejar que un pecado terco se convierta en piedra de tropiezo para toda tu fe, enfócate en el hecho de que estás creciendo continuamente en Cristo para que así saques fuerzas y ánimo en tu lucha contra la maldad restante.


Rendirle cuentas a otros creyentes no es inútil, pero es algo que se sobrestima como una ayuda para la santificación. Si sirve de algo es sobre todo para la conducta externa, y no mucho cuando se trata de pensamientos o intenciones. Y solo es eficaz cuando la persona no oculta o miente sobre su situación o progreso. Si de verdad quieres pecar, vas a mentir para poder hacerlo y que los demás no se den cuenta. Así que aunque puedes sacar fuerza y meterte presión con una comunidad cristiana, busca que tu enfoque permanezca siempre en Jesucristo. Él es el único mediador, el Señor de tu conciencia, y el pastor de tu alma.

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