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Revestidos de Poder

Adaptado por Jacobo Santin de “Clothed With Power” de Vincent Cheung

 

“Pero quédense aquí en la ciudad hasta que el Espíritu Santo venga y los llene con poder del cielo.” (Lucas 24:49)

Jesús nunca enseñó que tener poder fuera una amenaza para nuestra piedad, humildad, o cordura. Cuando hablaba de poder milagroso espiritual siempre enseñaba que era algo necesario y bueno. Nunca nos advirtió sobre tener poder, al contrario, nos enseñó cómo tener más. Él nunca nos advirtió contra tener fe, más bien nos advirtió contra ser incrédulos. Jesús nunca reprendió a nadie por creer mucho o tener expectativas muy altas, al contrario, reprendía a la gente por creer y esperar muy poco.


Él llama a su pueblo a tener una fe más profunda, más alta, más ancha, creer para cosas más grandes y mejores, milagrosas. Pablo le dijo a los Corintios que anhelaran los dones, incluso mientras los regañaba por abusar de ellos.


Muchos cristianos tienen una perspectiva totalmente contraria al poder espiritual. Tienen un concepto de qué es y que hace el Cristianismo muy opuesto a la filosofía de Jesús de la obra y vida cristiana, y muy opuesto a la perspectiva de Jesús sobre quien califica para el ministerio. ¿Vamos a darle la razón a Jesús, o vamos a estar de acuerdo con los que se han alejado de él, y que han levantado sus propias teologías e instituciones para conspirar contra el Espíritu Santo? Por un lado tenemos fe, poder, vida, y éxito, en la otra tenemos fracaso, ataduras, muerte y castigo.


El abandono del poder espiritual ha contribuido a muchos de los problemas latentes en nuestra doctrina, iglesias, y sociedad. Es muy inocente pensar que podemos oponernos al Señor con impunidad. El poder de Dios nos exige aceptación y énfasis más que nunca. Jesús nos comisionó predicar arrepentimiento y perdón de pecados a todas las naciones, pero nos dijo que lo hiciéramos investidos con poder del cielo. Así que hay que ser celosos por el poder de Dios. Hablar de él. Ejercerlo. Animar a otros a tenerlo. Siempre debemos desear poder, más y más poder, y arrollar a los que nos quieren frenar con su incredulidad y trampas.

 
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