Por Gabriel Arauto, a través de Notas Do Alto, adaptado por Jacobo Santín
El primer registro de canto comunitario en la Biblia se da después de la travesía del Mar Rojo. Era música que probablemente compuso Moisés y fue entonada por todo el pueblo. Lo importante es que no se le pagó a nadie. Más tarde Moisés recibió una canción directo de Dios y se la enseñó al pueblo de gracia. Podríamos decir que Moisés fue el primero en actuar como ministro de alabanza en la Biblia. Mucho tiempo después los levitas serían escogidos para servir componiendo, tocando, y cantando en el templo. Como todos los levitas, los cantores debían vivir de las ofrendas regulares del pueblo.
Por lo tanto, si un cantante se presenta como un ministro de alabanza, está obligado a servir gratuitamente al pueblo de Dios. Debe componer y cantar sin cobrar nada por ello. Si se da cuenta de que no le da para construir un imperio trabajando bajo esas condiciones, que deje el ministerio y siga una carrera secular. Si él decide transformar su don y llamado en un negocio, tenemos derecho de verlo y tratarlo como un mercenario.
Ese “ministro de alabanza” dice que Dios le entregó una canción. Él la recibió de gracia, pero solo la entonará con una cuota de por medio. Algunos de ellos se enorgullecen de componer canciones que son estrictamente bíblicas, lo que significa que han encontrado una forma de lucrar con las palabras de Dios, por tanto, deberían sentir vergüenza. A veces componen basándose en sus propias experiencias con Dios, a veces con base en falsas doctrinas. Es impresionante como consiguen transformar todo en dinero, tanto la Biblia como las herejías.
En vez de idolatrar a esa gente, deberíamos tenerla en muy baja estima. Son mercaderes, hacen todo por dinero. Realmente no les interesa adorar a Dios o guiar a las personas a adorarlo. Para ellos es solamente un negocio. Actúan muy bien delante de cámaras para vender sus presentaciones. Hacen el papel de adoradores de la mejor manera que pueden, porque así se ganan el pan. Quizás su adoración a veces es sincera, lo admito, pero aún así son mercenarios.
Algunos cantantes usan una parte o todo el dinero recaudado para financiar proyectos misioneros y de caridad, pero el fin no justifica los medios. ¿Si una prostituta diezma se va para el cielo?
Vamos a pensar un poco sobre algunos info-productos cristianos:
Por diez reales [Moneda Brazileña] un pastor te enseña a organizar una reunión en casa. El tipo no pudo sacrificar sus diez monedas para que el ebook fuera gratuito.
Un pastor te enseña a liberarte del vicio de la pornografía por 200 reales. Osea que supuestamente tiene la llave para liberarte del pecado, pero en vez de darle acceso gratuito a todos, limita la liberación solo a los que la pueden pagar.
Un pastor te enseña a plantar una iglesia por 250 reales. Es el mismo que se la vive chillando sobre la necesidad de plantar más congregaciones. Está tan ‘comprometido’ y ‘preocupado’ con la causa que no puede instruir de gracia.
Un trio de ministros te enseñan a construir una familia bíblica por 600 reales al año. Están taaan preocupados con la mala influencia de ciertas ideologías sobre el concepto de la familia -ideologías que según ellos tiene ideas que oprimen a los más pobres, que aparentemente estarán más aliviados pagando 600 por algo que deberían recibir gratis.
Un apóstol te enseña a profetizar por 800 reales. Ese tipo es conocido por los milagros que ha hecho, pero su enseñanza sobre profecía es pésima. Le di play a un video donde hablaba de ese asunto y me arrepiento hasta el día de hoy. Incluso si el curso tiene algo de bueno, pienso que cobrar 800 reales por él es una desgracia.
A pesar de la fama del maldito, evité mencionar a otros mercenarios. Podría etiquetarlos en los comentarios, pero voy a dejar que Dios mismo los avergüence. De cualquier forma, mi objetivo aquí es edificar, y creo que a ellos no les gustaría mucho esa forma de abordarlos.
Base bíblica: Éxodo 15. Deuteronomio 31 y 32. 1 Crónicas 15:16-22.