top of page

Voz Como Trompeta

Adaptado por Jacobo Santín de “The Blast of a Trumpet” de Vincent Cheung

 

“¡Grita con toda tu fuerza, no te reprimas! Alza tu voz como trompeta. Denúnciale a mi pueblo sus rebeldías; sus pecados, a los descendientes de Jacob.” (Isaías 58:1)

Los que se dicen cristianos a veces no saben cómo es Dios, y mientras más lo descubren, menos les agrada. O si quieren seguir con su fachada de fe, van a insistir con que Dios no es como la Biblia dice, aunque digan que creen cada palabra de las Escrituras. Pero si la Biblia se volviera hombre e hiciera todo lo que dice, la mayoría no la reconocería, de hecho, la acusarían de ser una extremista sin amor con actitudes anti-cristianas, tan así que serían capaces de tomar un martillo y clavarla en el nombre de Dios.


Eso fue lo que pasó en el primer siglo, cuando los religiosos conspiraron con los paganos para silenciar a Jesucristo. La Biblia tomó vida propia y se encarnó, y la mataron en el nombre de la misma Biblia. Lo siguen haciendo hoy en día ¡En todos lados los “cristianos” siguen cazando a Jesús para silenciarlo, para matarlo, y que así sus doctrinas extrañas y tradiciones impotentes puedan continuar en el nombre de Jesús mismo!


El Jesús de sus sermones no se parece al Jesús de la Biblia, quizás porque son precisamente el tipo de gente que Jesús atacaba. El Jesús de la Biblia contradecía las falsas doctrinas y tradiciones de los líderes religiosos, los hacía pasar vergüenza por sus fracasos intelectuales y espirituales. Exponía sus fallos y viajaba por todos lados para anunciarlos. Liberaba a la gente de las doctrinas paradójicas y las tradiciones opresoras que los hombres habían inventado a nombre de Dios. El Jesús de la Biblia incomodaba muchísimo al status quo religioso, tanto que lo mataron.


El Jesús de la Biblia atribuía los fracasos de las personas a su falta de fe, los animaba a creer en milagros, se molestaba cuando la gente endurecía su corazón contra su poder sanador con tal de proteger sus reputaciones y sus tradiciones, también volteaba mesas cuando los comerciantes profanaban el lugar de adoración. El Jesús de la Biblia maldijo a la higuera porque no dio fruto a destiempo, y condenó un pueblo entero a ser destruido porque no dio fruto espiritual. Levantó al hijo de una viuda de los muertos, no solo para confirmar nuevas revelaciones, sino por compasión por la mujer, y fustigó a los hipócritas religiosos por oponerse a ese ministerio.


El Jesús de la Biblia reprendía a gran voz, con insultos y amenazas denigrantes, a tal punto que sus propios discípulos temían hacerle preguntas. Esta siempre ha sido una faceta de los siervos ungidos de Dios. El profeta debe alzar la voz, como voz de trompeta. No debe contenerse al declarar los pecados del pueblo. No debe bajarle al volumen ni al contenido de sus ataques. Los que creen que esto está mal están muy desconectados de la Biblia, y muy desconectados de la Palabra que se hizo hombre y habitó entre nosotros.

Comments


bottom of page